Introducción
Durante las últimas décadas, se ha planteado una transformación del concepto de la comunicación de la ciencia. Más que representar un canal difusionista de los resultados de un proceso científico o una actividad final de rendición de cuentas, los expertos en la materia ponen sobre la mesa una estrategia dialógica donde tanto el público como el comunicador se relacionen, discutan y concluyan en conocimientos mediante un proceso colaborativo mediado (Malcher y Cunha, 2013).
Desde este planteamiento, y de acuerdo con Malcher y Cunha (2013), la comunicación de la ciencia y los productos derivados de una estrategia inspirada en ella debería funcionar con la intención de aproximar, compartir y estimular a todos aquellos a quienes se llegue a través de los productos indicados.
Más aún, con el desarrollo de las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación, en la actualidad se cuenta con múltiples herramientas digitales que hacen posible llegar a un público mayor, sin importar la distancia o tiempo. Es así que se habla de un reconocimiento mediático con propuestas y materiales lúdicos o artísticos que permiten una comprensión amigable del conocimiento científico (Mazzaro, 2010)
